Ahí va caminando
el extenuado viajero,
por caminos pedregosos,
en un día turbio y gris,
que le va calando los huesos.
Va llegando a un pequeño pueblo
mientras el manto de la noche
sobre sus hombros va cayendo
y entra a una posada
llena de caminantes comiendo.
Pide caldo de sopa caliente
para abrigar el estomago
y pan para acompañar,
algo mas de segundo
y pregunta si tienen
habitaciones libres para descansar.
Pasa un rato leyendo
mirando la ruta de mañana,
se va quitando la ropa,
se mete en la cama
y a descansar pa la siguiente jornada.
Amanece con el sol de la mañana
que entra directo por la ventana
y le da justo en la cara,
inicia la marcha bien temprano
pues este día hay una larga jornada.
Y así día tras día
por las noches descansan los viajeros
y por el día disfrutan de los paisajes
de los caminos, de los ríos,
de los arboles, de las flores.
Viajando como nómadas
durante un tiempo,
pero en el fondo por dentro
los viajeros son nómadas eternos,
siempre pensando el nuevo camino
sobre el que pondrán sus pies,
siempre pensando en el nuevo viaje
para sentirse libre otra vez.
J.M.C.
Grande viajero
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